El Gobierno de Gustavo Petro no planea quedarse de brazos cruzados tras el naufragio de su reforma de la salud. Muestra de ello es que justo después de que se confirmó que los conservadores y La U desistieron de apoyar ese proyecto, el ministro del Interior, Alfonso Prada, agarró su teléfono y llamó –uno por uno– a los congresistas de esa última colectividad para tratar de poner en marcha una estrategia de negociación directa.
¿La razón? La Casa de Nariño fracasó en su intento de convencer a la tríada que conforman los directores de los partidos Liberal, César Gaviria; Conservador, Efraín Cepeda; y La U, Dilian Francisca Toro; por lo que optó por conversar directamente con los legisladores en búsqueda de negociar votos, sin importar que esto implique una división al interior de esas colectividades.
Para lograrlo, el Jefe de Estado delegó al Ministro del Interior, quien es el principal enlace de Palacio con el Congreso, para que entable puentes directamente con los congresistas pasando por encima de los jefes de esos tres partidos, e impida así el nocaut definitivo a la reforma de la salud, que podría caerse como un castillo de naipes arrastrando de paso las reformas laboral y pensional, que también están en riesgo de hundirse.
Buscan culpables
Los factores externos fueron la única justificación que encontró el Gobierno a la crisis política por la que atraviesa su reforma de la salud. Así lo dejó claro este jueves la ministra de Salud, Carolina Corcho, al señalar que los medios de comunicación tienen una “matriz negacionista” y manejan un “estado de opinión”, según ella, para afectar ese proyecto.
Pese a este intento de la Ministra por lavarse las manos y evadir su responsabilidad, este diario confirmó que en las toldas conservadoras, liberales y de La U sigue latente el malestar con su gestión y actitud de ‘activista’, y contradicen la versión oficial al señalar que las razones de su desistimiento fue la no inclusión de sus sugerencias en el articulado de la nueva reforma.
Esta versión es apoyada incluso desde el sector opositor en la Comisión Séptima, donde se tramitará el proyecto. “Corcho es radical y le falta seriedad. Ella ha mantenido el texto original prácticamente inalterado y ha engañado en dos ocasiones a los presidentes del Partido de la U y el Conservador, lo que tiene en este momento a la reforma en cuidados intensivos”, planteó Andrés Forero, representante del Centro Democrático e integrante de esa Comisión.
Recurrieron al ‘divide y reinarás’
Ante ese panorama de los tres aliados que decidieron rebelársele al Gobierno, el Presidente puso en marcha una estrategia que no solo es difícil, sino arriesgada, ya que optó por centrarse en el diálogo individual y en hablar con sus fichas al interior en esos partidos, con lo que se arriesga a generar más tensiones con Gaviria, Cepeda y Toro.
En el caso del Partido Liberal, Petro ha tratado de conformar una disidencia a través del cuestionado exsenador Julián Bedoya, quien aunque no pertenece formalmente a esa colectividad, tiene curul en cuerpo ajeno con el senador Juan Diego Echavarría. Fuentes de ese partido le aseguraron a este diario que Echavarría es el principal interlocutor de Petro, pero poco o nada podrá hacer ya que Gaviria recurrirá a la ley de bancadas para que sus congresistas voten en bloque lo que él decida.
En las toldas de La U, Toro tiene influencia en casi todos los congresistas, a excepción del senador Antonio Correa, quien se ha mostrado cercano al Gobierno, pero no cuenta con mayorías para impedir que el partido se oponga al paquete reformista de Petro.