El insólito error en Lotería de Boyacá que dejó a miles de colombianos ganadores
«La suerte está echada”, cantó el guajiro Diomedes Díaz. Eso mismo pensó Carlos Márquez, uno de sus coterráneos, cuando vio la placa de su carro en un billete de la Lotería de Boyacá. No dudó en adquirirlo por 15.000 pesos del sorteo de Navidad que incluía un raspa y gana, con el cual se podría llevar una bicicleta, computador o bonos de dinero en efectivo.
Bajo el lema de la lotería de “un sábado de pobre lo sacará”, Carlos iba por el premio mayor de 9.000 millones de pesos. Y si la suerte no lo acompañaba del todo, al menos quería ganarse el lujoso carro Mercedes Benz para renovar el que tenía.
“La muchacha del puesto me dijo que era el último que le quedaba y que todo el mundo se lo había rechazado. No pensaba comprarlo porque ya había gastado plata en el chance, pero en mi mente tenía la intención de agarrarlo porque me impactó que tuviera el número de la placa. Al final, me lo traje para la casa”, recuerda.
Con una sonrisa esperó pacientemente el sorteo 4394 del sábado 18 de diciembre de 2021. Esa vez no fue. Ni la millonada ni el carro. Aún quedaba una posibilidad: el raspa y gana.
«Raspé una casillita y me salió el computador. Raspé otra y me salió un computador. Y en la tercera casillita también me salió un computador. ¡Con las tres, ya era ganador!”, relata todavía con sorpresa, pues nunca le había sucedido algo así con la lotería, pese a ser comprador frecuente.
Ante la duda, no raspó las demás casillas; pensaba que le podrían anular el premio. Llamó como pudo al distribuidor, quien le confirmó que con tres casillas en una misma línea se llevaba el equipo. “¡Erda, yo feliz le tomé foto, hice vídeo y se los mandé a la familia!”.
Wilson Fonseca, en Bogotá, dudó mucho en dónde comprar el billete, pues no había ganado nada consiguiéndolo en su puesto de confianza, por lo que quería ir a otro punto de la ciudad. Sin embargo, en medio del ajetreo del trabajo, le tocó adquirirlo en el lugar de siempre.
“La suerte es la suerte. Apenas lo compré, lo raspé y salieron los tres computadores”, comenta.
Lo mismo le sucedió a Sandra Sangama, en Bogotá, cuando su familia raspó los tres billetes que había llevado su esposo y notó que uno salió vencedor: “¡Nos alegramos! Era un computador y nos caía muy bien para cambiar el viejo que teníamos y que ya no servía mucho”.
Ninguno de ellos imaginaba que no era suerte de un par de colombianos, sino de miles. El raspa y gana estaba premiado a lo largo del país con el mismo aparato. La inusual situación corrió de boca en boca antes de que jugara el sorteo ese sábado 18 de diciembre, haciendo que más de uno que nunca había creído en la lotería se animara.